Testamento y
mayorazgo del Almirante don Xpoval Colon
En el nombre de la Santísima
Trinidad, el cual nos puso en memoria y después llegó a perfeta inteligençia
que podría navegar e ir a las Indias desde España pasando el mar Océano al
Poniente, y assí lo notifiqué al Rey Don Fernando y a la Reina Doña Isabel
Nuestros Señores, y les plugo de me dar abiamiento y aparejo de gente y navíos,
y de me hacer su Almirante en el dicho mar Océano, alende de una raya que
marcaron sobre las islas de Cabo Verde y aquellas de los Azores, çien leguas
que pase de polo a polo, que dende allí adelante al Poniente fuese su
Almirante, y que en la tierra firme e islas que yo fallase y descubriesse [e]dende
aí en adelante, que d´estas tierras fuesse yo su Virey e Gobernador, e
sucediesse en los dichos oficios mi hijo mayor e así de grado en grado para
siempre jamás, e yo obiesse el diezmo de todo lo que en el dicho Almirantazgo
se fallasse e obiesse e rentasse, e ansí mismo la ochava parte de las tierras
e todas las otras cossas y el salario que es raçón llevar para los oficios
del Almirante, Visorrey e Gobernador, por todos los otros derechos perteneçientes
a los dichos oficios, así como todo más largamente se contiene en este
privilegio y capitulaçión que de Sus Alteras tengo.
Y plugo a Nuestro Señor
Todopoderosso que en el año de 1492 descubriesse la tierra firme de las
Indias y muchas islas, entre las cuales es la Española, que los indios d´ellas
llaman Heiti. Después bolví a Castilla a Sus Alteças y me tornaron a
recevir la impressa ha poblar e descubrir más. E anssí me dio Nuestro Señor
bitoria con que conquistasse e ficiesse batería a la gente de la Española,
la cual boja seiscientas leguas, y descubrí muchas islas a los caníbales, y
setecientas al Poniente de la Española, entre las cuales es aquesta de
Xamaica, a que nos llamamos de Santiago, e trescientas e treinta e tres leguas
de tierra firme de la parte del Austro al Poniente, allende ciento y siete de
la parte del Setentrión, que tenía descubierto al primer biaje con muchas
islas, como más largo / se verá por mis escripturas y cartas de nabegar. Y
porque esperamos en aquel alto Dios que se a de aber antes de grande tiempo
buena e grande renta de las islas e tierra firme, de la cual por la raçón
sobreescripta me perteneze el dicho diezmo, ochavo y salarios y derechos
sobredichos, e porque somos mortales, bien es que cada uno hordene y dexe
declarado a sus herederos y sucesores lo que a de aver y obiere, e por esto me
pareció de componer d´esta ochava parte de tierras e oficios e renta un
Mayorazgo, así como aquí abaxo diré.
Primeramente que se aya de suçeder a mí Don Diego, mi hijo; y si d´él de{s}pusiere
Nuestro Señor antes que él obiese hijo, que ende suceda Don Fernando, mi
hijo; y si d´él de{s}pusiere Nuestro Señor sin aver hijo, que suceda Don
Bartolomé, mi hermano, y dende su hijo mayor; y si d´él de{s}pusiere
Nuestro Señor sin heredero, que suceda Don Diego, mi hermano, siendo casado o
para poder casar; que suceda a él su hijo mayor, e así de grado en grado
perpetuamente para siempre jamás, començando en Don Diego, mi hijo, e subçediendo
sus hijos de uno en otro perpetuamente, o faleciendo el hijo suyo suceda Don
Fernando, mi hijo, como dicho es, e así su hijo, y prosigan de hijo en hijo
para siempre y él y los sobredichos Don Bartolomé, si a él llegare, y a Don
Diego, mi hermano. Y si a Nuestro Señor plugiere que después de aver pasado
algún tiempo este Mayorazgo en uno de los dichos sucesores, y biniese a
prescribir herederos legítimos, aya el dicho Mayorazgo e le suceda el
pariente más allegado a la persona que heredado lo tenía, en cuyo poder
prescribió, siendo hombre legítimo que se llame e se aya siempre llamado de
su padre e antecesores, llamados de los de Colón.
El cual Mayorazgo en ninguna manera lo herede mujer ninguna, salbo si aquí o
en otro cabo del mundo se fallase hombre de mi linage verdadero que se hubiese
llamado y llamasse él e sus antecesores de Colón. Y si esto acaesçiere, lo
que Dios no quiera, que en tal caso lo aya la mujer más llegada en deudo y en
sangre legítima a la persona que ansí abía / logrado el dicho Mayorazgo, y
esto será con las condiciones que aquí abajo diré, las cuales se entienden
que son ansí por Don Diego, mi hijo, como por cada uno de los sobredichos o
por quien sucediere, cada uno d´ellos, las cuales cumplirán; y no cumpliéndolas,
que en tal casso sea privado del dicho Mayorazgo, e lo aya el pariente más
llegado a la tal persona, en cuyo poder avía escripto por no aver cumplido lo
que aquí {diré}; el cual así también le cobrarán si él no cumpliere
estas dichas condiciones que aquí abajo diré, {y} tambien sea pribado d´ello,
y lo aya otra persona más llegada a mi linaje, guardando las condiciones que
ansí durarán perpetuo, y será en la forma sobredicha en perpetuo. La cual
pena no se entienda en cosas de menudençias que se podrían mentar por
pleitos, salbo por cosa gruesa que toque a la onra de Dios y de mí y de mi
linaje, como el cumplir libremente lo que yo dexo hordenado, cumplidamente
como digo, lo cual todo como digo que encomiendo a la justicia, y suplico a el
Santo Padre que agora es y que sucediere en la Santa Iglesia, agora o
cuando acaesçiere, que este mi compromisso y testamento aya de menester para
se cumplir de su santa ordenación e mandamientos, que en birtud de obediencia
y so pena de descomunión papal lo mande, y que en ninguna manera jamás se
disforme. E ansí lo suplico al Rey e a la Reina, Nuestros Señores, y al Príncipe
Don Juan su primogénito Nuestro Señor, quien sucediere por los serviçios
que yo les he hecho, e por ser justo {qu}e le plega y no consientan ni
consienta se disforme este mi compromisso de Mayorazgo y Testamento, salbo que
quede y esté ansí y por la guissa y forma que yo le hordené para siempre
jamás, porque sea a servicio de Dios Nuestro Señor Todopoderoso y raíz e
pie de mi linage e memoria de los servicios que a Sus Alteras he hecho, que
siendo yo nacido en Génoba les bine a servir aquí en Castilla, y les descobrí
al Poniente de tierra firme las Indias y las dichas islas sobredichas. / Así
que suplico a Sus Altesas que sin pleito ni demanda ni dilación manden
sumariamente que este mi Previlegio e Testamento balga e se cumpla, ansí
como en él fuere y es contenido, y ansí mismo lo suplico a los grandes Señores
de los Reinos de Su Altesa e a los del su Consejo y a todos los otros que
tienen o que tubieren cargo de justicia o de regimiento, que les plega de no
consentir que esta mi hordenaçión e Testamento sea sin bigor y birtud y se
cumpla como está hordenado por mí, ansí por ser muy justo que persona de título
e que a servido a su Rey e Reina e al Reino, que balga todo lo que hordenare y
dexare por Testamento o compromiso o mayorazgo o heredad, y no se le quebrante
en cosa alguna ni en parte ni en todo.
Primeramente tratará Don Diego, mi hijo, y todos los que de mí subcedieren e
descendieren, y ansí mis hermanos Don Bartolomé e Don Diego mis armas que yo
dexaré después de mis días, sin reserbar más ninguna cosa d´ellas, y
sellará con el sello d´ellas Don Diego, mi hijo, o cualquier otro que
heredare este Mayorazgo. Y después de aver heredado y estado en posesión d´ello,
firme de mi firma la cual agora acostumbro, que es una .X. con una .S. ençima
y una .M. con una .A. romana encima, y encima d´ella una .S. y después una
.Y. greca con una .S. encima con sus rayas y bírgulas como agora hago y se
parecerá por mis firmas, de las cuales se hallarán y por esta parecerá. Y
no escribirá sino «El Almirante», puesto que otros títulos el Rey le
diesse o ganase, y esto se entiende en la firma y no en su ditado, que podrá
escribir todos sus títulos como le plugiere, solamente en la firma escripta
«Almirante».
Habrá el dicho Don Diego o cualquier otro que heredare este Mayorazgo mis
oficios de Almirante del mar Océano, que es de la parte del Poniente de una
raya que mandó asentar imaginaria su Alteça sobre a cien leguas sobre las
islas de los Açores, y otro tanto sobre las de Cabo Verde, la cual por todo a
Polo a Polo, / allende de la cual mandaron e me hicieron su Almirante en la
mar con todas las preheminençias que tiene el Almirante Don Enrique en el
Almirantazgo de Castilla,e hiçieron su Visorey e Gobernador perpetuo para
siempre jamás, y en todas las islas e tierra firme, descubiertas e por
descubrir, para mí e para mis herederos, como más largo parece por mis
privilegios, los cuales tengo, e por mis capítulos, como arriba dice. Item en
que el dicho Don Diego, o cualquier otro que heredare el dicho Mayorazgo,
repartirá la renta que a Nuestro Señor le plugiere de le dar en esta manera
so la dicha pena.
Primeramente dará todo lo qu´este Mayorazgo rentare agora e siempre, e d´él
e por él se obiere o rendare, la cuarta parte cada año a Don Bartolomé Colón,
Adelantado de las Indias, mi hermano, y esto hasta que él aya de su renta un
cuento de maravedís para su mantenimiento y trabajo que a tenido y tiene en
servir este Mayorazgo; el cual dicho cuento llevará, como dicho es, cada año
si la dicha cuarta parte tanto montare, si él no tuviere otra cosa; mas
teniendo algo o todo de renta, que des en adelante no llebe el dicho cuento ni
parte d´ello, salvo que desde agora abrá en la dicha cuarta parte fasta la
dicha cuantía de un cuento, si allí llegare; y tanto que él aya de renta
fuera d´esta cuarta parte cualquier suma de maravedís de renta conocida de
bienes que pudiere arrendar o oficios perpetuos, se le descuentará la dicha
cantidad que ansí abrá de renta o podría aver de los dichos sus bienes e
oficios perpetuos; e del dicho un cuento, será reservada cualquier dote o
casamiento que con la muger que con él casare o hubiere, ansí que todo lo
que él obiere con la dicha su muger no se entenderá que por ello se le aya
de descontar nada del dicho cuento, salvo de lo que él ganare o hubiere
allende del dicho casamiento de su muger. E después que pluga a Dios que él
o sus herederos o quien d´él descendiere aya un cuento / de renta de bienes
y oficios, si los quisiere arrendar, como dicho es, no abrá él ni sus
herederos más de la cuarta parte del dicho Mayorazgo nada, y lo abrá el
dicho Don Diego o quien heredare.
Item abrá de la dicha renta del dicho Mayorazgo [o] de otra cuarta parte d´ello
Don Fernando, mi hijo, un cuento cada un año, si la dicha cuarta parte tanto
montare, fasta que él aya dos cuentos de renta por la mesma guisa o manera
que está dicho de Don Diego, digo de Don Bartolomé, mi hermano, él y sus
herederos, que ansí abrán el dicho cuento o la parte que le cupiere para
ellos.
Item el dicho Don Diego y Don Bartolomé ordenarán que aya de la renta del
dicho Mayorazgo Don Diego, mi hermano, tanto d´ello con que se pueda mantener
honestamente, como mi hermano que es, al cual no dexo cosa limitada porque él
quería ser de la Iglesia; y le darán lo que fuere raçón y esto sea del
monte que es, antes que se dé nada a Don Fernando, mi hijo, ni a Don Bartolomé,
mi hermano, y a sus herederos, y también según la cantidad que rentare el
dicho Mayorasgo; y si en esto ubiere discordia, que en tal caso se remita a
dos personas de bien, que ellos tomen la una y el otro tome la otra, y si no
se pudiesen conçertar, que los dichos compromisarios escojan otra persona de
bien que no sea sospechossa a ninguna de las partes.
Item que toda esta renta que yo mando dar a Don Bartolomé y a Don Fernando y
a Don Diego, mi hermano, la ayan y le sea dada, como arriba dize, con tanto
que sean leales y fieles a Don Diego, mi hijo, o a quien heredare ellos y sus
herederos; y si se hallasse que fuessen contra él en cosa que toque y sea
contra su honra y acrecentamiento de mi linaje e del dicho Mayorazgo, en dicho
o en fecho, por lo cual paresciese y fuesse / escándalo y abatimiento de mi
linaje y menoscabo del dicho Mayorazgo o cualquier d´ellos, que este no aya
dende en adelante cosa alguna: ansí que siempre sean fieles a D. Diego o a
quien heredare.
Item, porque en el principio ue yo hordené este mi Testamento e Mayorazgo tenía
pensado de distribuir, e que Don Diego mi hijo, o cualquier otra persona que
heredase, distribuyan d´él la décima parte de la renta en diezmo y
comemoración del Eterno Dios Todopoderosso e personas necesitadas, e para
esto agora digo que para ir y que vaya adelante mi intensión, e para que su
Alta Majestad me ayude a mí y a los que esto heredaren acá e en el otro
mundo, que todavía aya de pagar este dicho diezmo en esta manera:
Primeramente, de la cuarta parte de la renta d´este Mayorazgo, de la cual yo
hordeno y mando que se dé e aya Don Bartolomé hasta tener un en cuento de
renta, que se entienda que en este cuento ba diezmo de toda la renta del dicho
Mayorazgo; e que assí como cresçiere la renta del dicho Don Bartolomé, mi
hermano, porque se aya de descontar de la renta de la cuarta parte del
Mayorazgo algo o todo, que se vea y cuente toda la renta sobredicha para saber
cuánto monta el diezmo d´ello, y la parte que no cabiere o sobrare a lo que
ubiere de aver el dicho Don Bartolomé para el cuento, que esta parte lo ayan
las personas de mi linaje en descuento del dicho diezmo, los que más
necesitados fueren e más menester lo ubieren, mirando de la dar a persona que
no tenga cincuenta mill maravedís de renta; y si el que menos tuviesse
llegase hasta cuantía de cincuenta mill maravedís, aya la parte {el} que
paresçiere a las dos personas que sobre esto aquí eligieren con Don Diego o
con quien heredare; así que se entienda que el cuento que mando dar a Don
Bartolomé son y en ellos entra la parte sobredicha del diezmo del dicho
Mayorazgo, e que de toda la renta del dicho Mayorazgo quiero y tengo hordenado
que se destribuya en los parientes míos más llegados al dicho Mayorazgo y
que más necesitados fueren; y después que el dicho Don Bartolomé tubiere su
renta un cuento v que no se le / deva nada de la dicha cuarta parte, entonces
y antes se verá y vea el dicho Don Diego, mi hijo, o la persona que tuviere
el dicho Mayorazgo, con las otras dos personas que aquí diré la cuenta en
tal manera, que todavía el diezmo de toda esta renta se dé e ayan las
personas de mi linaje más necesitadas que estubieren aquí o en otra
cualquier otra parte del mundo, adonde les enbíen a buscar con diligençia; y
sea de la dicha cuarta parte, de la cual el dicho Don Bartolomé a de aver el
cuento, los cuales yo cuento e doy en descuento del dicho diezmo con raçón
de cuenta que, si el diezmo sobredicho más montare, que también esta demasía
salga de la cuarta parte y la ayan los más necesitados, como ya dije, y si no
bastaren, que lo ayan de Don Bartolomé hasta que d´el suyo baya saliendo y
dexando el dicho cuento en todo o en parte.
Item que el dicho Don Diego, mi hijo, o la persona que heredare, tomen dos
personas de mi linaje, los más llegados y personas de ánima y autoridad, los
cuales verán la dicha renta o la cuenta d´ella con toda diligencia, y farán
pagar el dicho diezmo de la dicha cuarta parte, de que se da el dicho cuento a
Don Bartolomé, a los más necesitados de mi linaje que estubieren aquí o en
cualquiera parte otra, y pesquisarán de los aber con mucha diligencia y sobre
cargo de sus ánimas. E porque podría ser que el dicho Don Diego, o la
persona que heredase, no querían por algún respeto, que relebarían al bien
suyo y honra e sostenimiento del dicho Mayorazgo, que no se supiesse
enteramente la renta d´ello, yo le mando a el que heredare le dé la dicha
renta sobre cargo de su ánima que no lo denuncien ni publiquen, salvo cuanto
fuere la voluntad del dicho Don Diego o de la persona que heredare, solamente
procure que el dicho diezmo sea pagado en la forma que arriba dixe.
Item porque no aya diferencias en el alegar d´estos dos parientes más
llegados que an de estar con Don Diego o con la persona que heredare, digo que
luego yo elixo a Don Bartolomé, mi hermano, por la una, y a Don Fernando, mi
hijo, por la otra, y ellos luego que començaren a entrar en esto sean
obligados a nombrar otras dos personas y sean los / más llegados a mi linaje
y de mayor confiança, y ellos eligirán otros dos a el tiempo que hubieren de
començar desde en este fecho. Y así hirá de en unos en otros y ansí en eso
como en todo lo otro de govierno e bien e honra de serviçio de Dios y del
dicho Mayorazgo para siempre jamás.
Item mando al dicho Don Diego mi hijo, o a la persona que heredare el dicho
Mayorazgo, que tenga e sostenga siempre en la ciudad de Génoba una persona de
nuestro linaje, que tenga allí cassa y mujer, e le ordene renta con que se
pueda bibir honestamente, como persona llegada a nuestro linaje, y haga pie e
raíz en la dicha ciudad como d´ella, porque podrá aver de la dicha ciudad
ayuda e favor en las cosas de menester suyo, pues de aí salí y en ella
nazi.
Item que el dicho Don Diego, o quien heredare el dicho Mayorazgo, enbíe por vía
de cambios o por cualquiera manera que él pudiere todo el dinero de la renta
que él ahorrare del dicho Mayorazgo, e haga comprar d´ellas en su nombre e
de su heredero unas compras que dicen logos, que tiene el oficio de San Jorge,
las cuales agora rentan seis por ciento y son dineros muy seguros, y esto sea
por lo que yo diré aquí.
Item porque a persona de estado y de renta conviene por servicio de Dios y por
bien de su honra que se aperciba de hacer por sí y se poder baler con su
hacienda, allí en San Jorge está cualquier dinero muy seguro, y Génoa es
ciudad noble y poderosa por la mar. Y porque al tiempo que yo me mobí para ir
a descubrir las Indias, fui con intençión de suplicar al Rey y a la Reina,
Nuestros Señores, que de la renta que Sus Alteças de las Indias obiesen, que
se determinasse de la gastar en la conquista de Jerusalem, y ansí se lo
supliqué, y si lo hacen, sea en buen punto, e si no, que todavía esté el
dicho Don Diego o la persona que heredare d´este propósito de aumentar el más
dinero que pudiere para hir con el Rey Nuestro Señor, si fuere a Jerusalem a
le conquistar, o hir solo con el más poder que tubiere que playera a Nuestro
Señor, que si esa intención tiene e tubiere, que le dará el aderezo que lo
podrá haber y lo haga; y si no tubiere para conquistar, le darán / a lo
menos para parte d´ello, y ansí que asiente y haga caudal de su tesoró en
los logos de San Jorge en Génoa, y aí multiplique fasta que él tenga
cantidad que le parecerá y sepa que podrá hacer alguna buena obra en esto de
Orán; que yo creo que después que el Rey y la Reina, Nuestros Señores, y
sus sucesores bieren que en esto se determina, que se moberán a lo hacer Sus
Alteças o le darán el ayuda o adereço como a criado e basallo que lo hará
en su nombre.
Item yo mando a Don Diego, mi hijo, y a todos los que de mí descendieren, en
especial a la persona que heredare este Mayorazgo, el cual es como dixe el
diezmo de todo lo que en las Indias se hallare y obiere e la ochava parte de
otro cabo de las tierras e renta, lo cual todo con mis derechos de mis ofiçios
de Almirante y Visorey y Gobernador es más de veinticinco por ciento, digo
que toda la renta d´esto y las personas y cuanto poder tuvieren obliguen y
pongan en sostener y servir a Sus Alteças o a sus herederos bien y fielmente,
hasta perder y gastar las vidas y hacienda porque Sus Altezas me dieron aver y
poder para conquistar y alcançar, después de Dios Nuestro Señor, este
Mayorazgo, bien que yo los vine a convidar con esta impresa en sus reinos y
estuvieron mucho tiempo que no me dieron adereço para la poner en obra; bien
que d´esto no es de maravillar, porque esta impresa hera ignota a todo el
mundo, y no avía quien le creciesse, por lo cual les soy en muy mayor cargo,
y porque después siempre me han hecho muchas mercedes y acrecentado.
Item mando al dicho Don Diego, o a quien poseyere el dicho Mayorazgo, que si
en la Iglesia de Dios, por nuestros pecados, ubiere alguna persona que por
tiranía alguna, de cualquier grado o estado que sea, que le quisiese
desposeer de su honra o bienes, que por la pena sobredicha se ponga a los pie
del Santo Padre, salvo si fuere herético, lo que Dios no quiera, y con la
persona o personas se determine e pongan por obra de le servir con toda su
fuera e renta e hacienda en querer librar scisma e defender que no sea
despos[e]ada la Iglesia de su honra y bienes.
Item mando al dicho Don Diego, o a quien poseyere el dicho Mayorazgo, / que
procure y se trabaje siempre por la onra y bien y acrecentamiento de la ciudad
de Génoa, y ponga todas sus fueras e bienes en defender y aumentar el bien e
honra de la República d´ella, no yendo contra el servicio de la Iglesia de
Dios e alto estado del Rey o de la Reina, Nuestros Señores, e de sus
sucesores. Item que el dicho Don Diego, o la persona que heredare o estuviere
en posesión del dicho Mayorazgo, que de la cuarta parte que yo dixe arriba de
que se a de distribuir el diezmo de toda la renta, que a el tiempo que Don
Bartolomé y sus herederos tuvieren ahorrados los dos cuentos o parte d´ellos
y que se obiere de distribuir algo del diezmo en nuestros parientes, que él y
las dos personas, que con el fueren nuestros parientes, deban distribuir y
gastar este diezmo en casar mozas de nuestro linaje que lo ubieren menester, y
hacer cuanto favor pudieren.
Item que al tiempo que se hallare en dispusiçión, que mande hacer una
Iglesia, que se intitule Santa María de la Conceción de la isla Española en
el lugar más idóneo, y hacer un ospital el mejor hordenado que se pueda, ansí
como ay otros en Castilla y en Italia, y se hordene una capilla en que
se digan missas por mi ánima y de nuestros antecesores y sucesores con mucha
devoción; que plaçerá a Nuestro Señor de nos dar tanta renta, que todo se
podrá cumplir lo que arriba dixe.
Item mando al dicho Don Diego, mi hijo, o quien herede el dicho Mayorazgo, se
trabaje de mantener e sostener en la isla Española cuatro buenos maestros en
la santa theología, con intención de estudio de trabajar y hordenar que se
trabaje de convertir a nuestra santa fe católica todos estos pueblos de las
Indias, v cuando plugiere a Nuestros Señor que la renta del dicho Mayorazgo
sea crecida, que ansí crezca de maestros y personas devotas y se trabaje para
tornar esta gente sanos, e para esto no aya dolor de gastar todo lo que fuere
menester; y en conmemoración de lo que yo digo y de todo lo sobrescrito, hará
un bulto de piedra mármol en la dicha iglesia de la Concepción, en el lugar
más público, porque traiga de continuo memoria esto que yo digo al dicho Don
Diego y a las otras personas que le bieren, en el cual bulto estará un
letrero que dirá esto
Item mando a Don Diego, mi hijo, o a quien heredare el dicho Mayorazgo, que
cada vez y cuantas veçes se obiere de confesar, que primero muestre este
compromisso o el treslado d´él a su confesor, y le ruegue que le lea todo,
porque tenga raçón de lo examinar sobre el cumplimiento d´él, y sea causa
de mucho bien y descanso de su ánima.